Entre las numerosas ideas y propuestas formuladas para frenar el calentamiento global, algunas se destacan por lo insólitas. Se trata de ideas que parten de premisas simples y que en teoría, funcionan; pero resultan prácticamente imposibles de aplicar a escala planetaria por su costo y dificultades técnicas, y en algunos casos se encuentran al borde de lo absurdo.
A continuación, las cinco ideas más locas para frenar el calentamiento global. ¿Alguna vez las veremos puestas en práctica? No es probable, pero igualmente son interesantes.
1) Erupción volcánica artificial: La erupción del volcán Tambora, hace casi un siglo, provocó un drástico enfriamiento en el hemisferio Norte, que se conoce como “el año sin verano“. Así que algunos hombres de ciencia postulan que para enfriar el planeta unos cuantos grados, sólo hace falta una gran erupción volcánica artificial.
Para evitar las reacciones desagradables típicas de los volcanes, la idea consiste en imitar sus efectos lanzando baterías de misiles a la atmósfera con las partículas que expulsan los volcanes durante su erupción (principalmente, azufre). De esta manera se reduciría el ingreso de la luz y el calor solar al planeta, provocando su enfriamiento.
La idea está siendo debatida en los círculos científicos, aunque es probable que jamás se lleve a cabo. En un estudio reciente se analizaron las consecuencias posteriores a la erupción del volcán Pinatubo en 1991, para concluir que el remedio podría resultar mucho peor que la enfermedad, ya que se producirían prolongadas sequías que afectarían directamente a la producción de alimentos. Además, la capa de ozono podría destruirse o dañarse seriamente, con el riesgo potencial de dejar pasar radiaciones capaces de acabar con la vida del planeta.
2) Glaciares recubiertos: Para evitar que los rayos del Sol derritan los glaciares durante el verano, la empresa suiza Landolt propone recubrirlos con su producto Ice Protector Optiforce, una tela de características especiales, que impide la acción de los rayos solares sobre los glaciares, conservando al mismo tiempo su temperatura para que no se derrita.
Aunque parezca increíble, la iniciativa ha sido aplicada a pequeña escala, con un éxito resonante. Una capa protectora de más de 3 mil metros cuadrados del material fabricado por Landolt fue colocado durante el verano pasado sobre un glaciar en Andermatt, Suiza, cuyo constante retroceso durante los últimos 15 años afectó seriamente a la actividad turística del lugar, basada en el esquí. El recubrimiento del glaciar con Optiforce permitió la conservación de una capa de hielo de más de dos metros de espesor, suficiente para que los esquiadores pudiesen disfrutar del principal atractivo de la región.
Claro que pasar de esta experiencia a una aplicación masiva de material protector sobre los principales glaciares del mundo, resultaría demasiado costoso y poco práctico; por lo que es improbable que esto se produzca en un futuro cercano.
3) Plantas reflectivas: Las plantas de hojas brillantes rechazan los rayos solares con mayor facilidad y generan mayor cantidad de sombra. Según un grupo de expertos de la Universidad de California, la siembra de plantas de hojas brillantes en las regiones agrícolas podría reducir la temperatura de esas zonas en casi dos grados centígrados.
La capacidad reflectiva de las plantas de hojas brillantes ayudaría a variar el albedo de la Tierra (valor que define el grado de reflexión solar de un cuerpo celeste). Los científicos, liderados por Chris Doughty, afirman que “se puede lograr la desaceleración o la inversión de la tendencia al calentamiento manipulando el albedo de la superficie del suelo. Esto es factible sobre todo en las regiones agrícolas y forestales, donde la influencia humana sobre el terreno es significativa”.
La ingeniería genética podría servir para la creación de especies vegetales con mayor capacidad reflectiva. De hecho, existen variedades de soja alteradas genéticamente que reflejan un 5% más de radiación solar que las especies tradicionales. Sin embargo, los alcances de la manipulación genética son todavía fuente de polémicos debates y no sabemos hasta qué grado se aprobará este tipo de técnicas en el futuro.
4) Techos de color blanco: Esta idea no es tan alocada como las anteriores y tal vez se pueda aplicar pronto y sin demasiadas complicaciones, aunque con resultados dudosos. Los estudios preliminares realizados por científicos de la Universidad de Columbia indican que pintar los techos de blanco de todos los edificios del planeta, podría contrarrestar la tendencia actual de calentamiento global.
Los modelos matemáticos utilizados para llegar a esa conclusión determinaron que el incremento de la reflexión solar obtenida al pintar todos los techos de blanco de todas las construcciones de la superficie terrestre, harían variar el albedo del planeta de 0.29 a 0.30, cantidad suficiente para que la temperatura global descienda hasta un grado centígrado.
Sin embargo, el modelo matemático aplicado no contempla la influencia de la atmósfera ni de las nubes, por lo que es probable que esta solución no resulte tan efectiva como se promete. Pero si alguien tiene la oportunidad de pintar el techo de su hogar de blanco, no pierde nada con intentarlo.
5) Espejos en órbita: Para reflejar la luz no hay nada mejor que un espejo. Entonces, una red de espejos orbitando la Tierra sería capaz de reflejar la luz del Sol de acuerdo a las necesidades de nuestro planeta. Esta propuesta está siendo considerada desde hace varios años, y forma parte de lo que se conoce como geoingeniería: un conjunto de aplicaciones tecnológicas con el poder de modificar el clima terrestre a voluntad. Los espejos podrían moverse para dejar pasar o bien para impedir el ingreso de la radiación del Sol, según se desee, y de esta manera controlar el estado del tiempo en todo el mundo.
Dejando de lado las descomunales complicaciones técnicas, prácticas y presupuestarias de proyectos de semejante envergadura, el mayor riesgo que se corre es el crear un monstruo de Frankenstein, al querer manipular y controlar a gran escala mecanismos muy complejos que ni siquiera se comprenden del todo. Así como un pequeño exceso de sal puede arruinar por completo a un plato preparado con esmero, cualquier desviación que se produzca intentando alterar el clima planetario, por pequeña que parezca, puede acarrear consecuencias inesperadas e irreversibles.
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